La felicidad es algo subjetivo, que tiene dos componentes,
el afectivo, (la experiencia de experimentar emociones positivas), y el
cognitivo, (sentirse satisfecho uno mismo con su propia vida). Poseemos un
increíble potencial de mejora de la dicha y el bienestar que depende
exclusivamente de nuestros actos y pensamientos, y podemos trabajar con los
niños para que aprendan a ser más felices desde pequeños.
Las claves para ello son:
1. Ser amable: los niños amables experimentan mayores
niveles de satisfacción y energía, se vuelven más cariñosos y agradables y
gozan de estabilidad en su ámbito social (colegio fundamentalmente). No en
vano, varios estudios han demostrado que en la edad adulta la amabilidad y la
inteligencia son los rasgos más relevantes que se tienen en cuenta a la hora de
buscar pareja en cualquier cultura.
2. Dar las gracias: los niños que desarrollan su actitud de
reconocimiento y gratitud hacia las cosas que poseen entienden lo habitual como
un regalo que además, favorece la estabilidad mental y enriquece su crecimiento
en el entorno familiar. Cuando se muestra respeto por las cosas que hacen por
nosotros, valoramos también lo importantes que somos para el grupo generando un
sentimiento de pertenencia y seguridad dentro de la comunidad.
3. Positivismo: los niños educados en una interpretación
positiva del mundo son más seguros y creen más en sí mismos. Las personas
positivas tienen un mayor control de su mente y las interpretaciones que ésta
haga de la realidad son fundamentales para definir la calidad de vida percibida
y alcanzar la plena felicidad. En la edad adulta el positivismo ayuda a
encontrar oportunidades (a nivel personal y laboral) y enfocar las soluciones de
manera más directa. Además, suelen ser personas generosas, persistentes y
responsables que se deprimen menos..
4. No etiquetar: las etiquetas limitan y perjudican el
desarrollo de la identidad del niño. “Eres un niño malo” o “vaya niña más
llorona” son descripciones que se utilizan cuando los pequeños reiteran sus
actitudes y que predisponen al niño a moldear su actitud para encajar en este
perfil. La mejor manera de desarrollar la felicidad en la infancia es tratarles
como si fuesen lo que deberían ser para convertirles en lo que potencialmente
pueden ser: no debemos cometer el error de etiquetarle como si el ser malo
fuese algo inherente en el niño y que no se puede cambiar.
Los niños son más felices si logran los objetivos por sus
propios medios
5. No dramatizar: cuanto antes comencemos a educar a los
niños para que le den a las cosas su justo valor, mejor diferenciarán y
aprenderán a distinguir los rasgos realmente importantes de la vida. En
ocasiones, se ve como hay padre que dramatiza porque su hijo ha suspendido un
examen, cuando hay una recuperación posterior donde puede superarse a sí mismo,
y no le damos importancia a conductas que sí se debe extinguir, como pegar a
sus hermanos o a otros niños, insultar o faltar al respeto.
6. Logro personal: los niños son un 49% más felices si
consiguen sus objetivos por méritos propios. Los psicólogos utilizan el
principio de Restricción de Privilegios (ordenador, móvil), para provocar la
reacción de normalización por parte del niño “consentido”, que aparece tras
reacciones iniciales de rabia del niño y resistencia de los padres ante la
eliminación de objetos cotidianos, muchos padres lo verbalizan como “hace mucho
tiempo que no veía a mi hijo tan tranquilo.” Desde que son bebés hasta la
adolescencia, los niños sufren de manera creciente en los últimos años el
“síndrome de niño insaciable”, donde sus actitudes desembocan en problemas de
personalidad y conducta, provocando aislamiento, marginalidad e insatisfacción
personal. “
7. Autonomía: los niños desarrollan su independencia del
entorno paterno conforme van creciendo, esto potencia su autoestima y su
confianza en sí mismos. Dejar que juegue solo o que realice algunas tareas del
hogar sencillas es también una manera de educar en la igualdad. Se trata de favorecer
una correcta autonomía en el niño que le haga más feliz y más seguro.
8. Inteligencia emocional: es muy importante educar al niño
para que desarrolle estas habilidades, esto es, aprenda a controlar y regular
sus emociones para resolver los problemas de manera pacífica. Esto genera
tranquilidad y armonía en el carácter de los pequeños: las emociones son
buenas, y los niños reaccionan de una forma física ante ellas, produciendo por
elementos bioquímicos generados por el cerebro que ayudan a detectar si hay
peligro, a protegernos del daño, a superar nuestros miedos, etc.